Boletín de Asociación Civil "CAMBIAR ESTA REALIDAD" Personas Sobrevivientes Victimas y Familiares de Victimas Sobrevivientes que no tuvieron perdidas fatales en la Masacre de Republica cromañon
Todo estaba perfectamente habilitado”, respondió
el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta. Pero el movilero insistió: “¿Se
habían hecho las inspecciones correspondientes?”. “Todo estaba perfecto, todo”,
se defendió el funcionario. “El lugar había sido revisado en nueve ocasiones.
La última vez hace sólo cinco días”. Son las mismas respuestas a las mismas
preguntas que sobrevolaron los medios en el caso del gimnasio de Villa Urquiza y
que, ahora, volvieron tras el derrumbe del entrepiso del boliche Beara, en la
madrugada del viernes, en el que murieron dos jóvenes.
En principio, tengo que decir que para que se
produzca un hecho como la caída del techo del boliche Beara de Palermo,
fallaron los controles que establecen las leyes de la Ciudad. El gobierno de
Macri, entonces, no actuó como corresponde porque organismos del Gobierno de la Ciudad fallaron al habilitar
el local. Si hoy tuviera que gestionar en esta situación, además de atender la
emergencia, hubiera llamado a arquitectos e ingenieros de la UBA, la UTN y los consejos
profesionales de Arquitectura e Ingeniería para inspeccionar cada boliche y
evitar que estos hechos vuelvan a producirse.
No sólo el hediondo olor de la muerte une a la
masacre de República de Cromañón con el derrumbe del gimnasio de Villa Urquiza.
Existe un hilo, tejido por la cultura política y empresaria porteña, que
emparenta las dos tragedias y deja traslucir un profundo desprecio por la vida.
El sitio web de la Ciudad Salí Seguro, que calificaba como apto al
boliche Beara, tiene en su listado a cuatro prostíbulos de Liniers. La noche de
la tragedia de Palermo, dos inspectores visitaron el local
Salí Seguro, la página de internet donde se consigna el estado
edilicio y grado de seguridad de los boliches y salones de fiestas porteños,
contiene a prostíbulos dentro de su listado.
El portal está cuestionado luego del derrumbe del sector VIP en Beara Club, ya
que calificaba a ese boliche de la avenida Scalabrini Ortiz como “regular”,
esto es, “en buen estado”. El jueves 10 de septiembre, como resultado de la
caída del entrepiso, en ese local murieron dos jóvenes mujeres y resultaron
heridas más de 30 personas.
La página web fue puesta en marcha hace poco menos de un año, promocionada por
el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y jóvenes actores, y
hasta el día de hoy invita a que se lea ya que, según señala, “podés informarte
y priorizar tu seguridad al momento de salir a boliches y recitales”. Y de
prostíbulos habría que agregar. Así, varios de esta clase de “locales” de
Liniers figuran en Salí Seguro bajo el paraguas de “bares nocturnos”(ver
gráfico). En casi todos los casos han sido allanados y clausurados en junio
por el juez Sergio Torres a cargo del juzgado federal Número 12.
Historia de un horror habitual. Durante el verano pasado, una chica
argentina de 19 años llegó a la avenida General Paz 10.610 por un aviso de
trabajo. Frente a la garita de la Policía Federal en la esquina de General Paz y
Rivadavia, al lado de la pizzería La
Farola de Liniers, estaba el ingreso al calvario de la
esclavitud sexual. La chica llegó ahí para hacer limpieza. Cumplió las ocho
horas y quiso retirarse. Pero la encerraron y la violaron. Ella terminó
sometida a constantes “clientes” que mantenían relaciones sexuales contra su
voluntad de manera gratuita en lo que constituye el llamado “ablande”, así se
denomina al proceso de quiebre de la voluntad de resistencia de una mujer o
niña.
La joven logró liberarse en el medio de una trifulca entre varios “clientes” y
los custodios del prostíbulo y se presentó en la sede de La Alameda, una organización
que desde hace años viene peleando contra la explotación sexual y cuyos
abogados asesoraron a la mujer para que, luego de un exhaustivo tratamiento
psicológico, se presente a declarar. Pocas semanas después de su testimonio la Justicia federal allanó
los cinco prostíbulos en los que era esclavizada.
Esos lugares fueron clausurados por los delitos de trata de personas,
explotación de mujeres y reducción a la servidumbre. Sin embargo, el Gobierno
porteño los legaliza en Salí Seguro para que cualquiera pueda concurrir.
El Cielo de Carhué, ubicado en Carhué 91, para el gobierno PRO es un bar
nocturno habilitado. Poco importó que tuviera una orden de clausura judicial
por funcionar allí un prostíbulo. Para el Gobierno también es bar nocturno el inmueble
de avenida General Paz llamado Lucrecia, donde fue esclavizada la chica que
declaró con identidad reservada en el juzgado de Torres. El tercer lugar de
explotación sexual queda en Gana 112, ubicado a la vuelta de la iglesia San
Cayetano. Vecinos de la agrupación Liniers Así No Te Queremos denunciaron la
existencia de estos lugares ante la Procuración Nacional,
la Agencia
Gubernamental de Control (AGC) y la Justicia Contravencional
hace 10 meses. “Es para llorar. No se puede ser tan corrupto. Comprobamos que
denunciamos prostíbulos y resulta ser que se encuentran habilitados como bares
nocturnos en Salí Seguro”.
Princess es un famoso prostíbulo en Liniers, ubicado en Cosquín 32 y que aún no
fue allanado por la Justicia
federal. Salí Seguro también es oficializado y categorizado por el
gobierno macrista como bar nocturno y es el único de estos lugares de
explotación sexual que aparece como clausurado.
En Montiel 56, sin nombre hay otra “casa de tolerancia” como se las llama en la Ley de Profilaxis y fue
denunciado hace un año ante la
Justicia y oficinas públicas. Hoy está clausurado. Pero para Salí
Seguro sigue siendo un inocente bar nocturno. “Ésta es la prueba de la
corrupción. Acá se mueve mucha guita”, cerró un vecino de Liniers que teme dar
su identidad.
Los alertas. Pero la desidia de la página Salí Seguro, esa web
que las dos chicas que murieron en Beara quizá miraron para ver si el boliche
estaba en buenas condiciones tiene más inseguridades. Antes del derrumbe del
entrepiso, dos arquitectos y padres de una víctima fallecida en República
Cromañón informaron al propio titular de la AGC, Javier Ibáñez, de deficiencias en Salí
Seguro tales como la aparición desproporcionada de fiestas privadas. “Existe
una gran cantidad de locales que tenían vencido el plazo para presentar el
certificado anual de habilitación. Quedaban dos conclusiones: o no estaban
actualizados los datos o realmente figuraban como vigentes pero no
habilitados”, sostuvo Raúl Morales ante el funcionario. En tanto, Adriana
Magnoli, también madre de una víctima de Cromañón, le planteó a Ibáñez en esa
audiencia: “Si bien se dice que son ‘fiestas privadas’ no es así ya que se
promocionan por internet, a través de listas o llamando a teléfonos anónimos,
donde puede ir cualquiera, con lo cual de privadas no tienen nada. Al margen de
que se cobra la entrada (por consumición) y que generalmente tocan bandas”.
El titular de la Agencia
de Control argumentó que esas fiestas se realizan en domicilios privados y eso
implicaría pedir órdenes de allanamiento. Miradas al Sur accedió a un
documento hasta ahora desconocido que deja en evidencia que Beara Club tenía
modalidad de boliche aunque los inspectores no lo advirtieron.
En una inspección hecha en el boliche de la calle Scalabrini Ortiz el 6 de
agosto, figura en el acta oficial, que “se desarrollaba una fiesta privada” con
“150 personas” y que los medios de salida se encuentran “libres operables” y la
“salida visible”. Para el abogado querellante de las víctimas de República
Cromañón, José Iglesias, los inspectores “no pudieron dejar de ver que llegaron
a ese boliche justamente por una publicidad en internet. Nadie invita a sus
amigos a un fiesta íntima convocada por internet como lo demuestra ese papel”.
Una de las sobrevivientes de Beara, Denisse Domke, de 19 años, señaló en un
reportaje que había patovicas y que “en la parte posterior del local existía
una puerta que creíamos que era de emergencia, pero estaba cerrada con un
candado enorme que todos intentaban romper con lo que encontraban pero era imposible”. Miradas al Sur está en condiciones de afirmar que por información
recibida por el abogado Iglesias y según lo expresado por un alto funcionario
PRO a este medio, en las horas previas al derrumbe del entrepiso hubo en ese
lugar dos inspectores. Uno de ellos es Hernán Papotti. Trabaja en un estudio
jurídico de la calle Tucumán. Miradas al Sur lo llamó telefónicamente. –¿Usted es Hernán Papotti?
–Sí. –¿Es inspector del gobierno de la
Ciudad?
– Sí. –Estuvo en Beara horas antes de que se produjera el derrumbe.
–Sí, sí, pero no es así como dicen. –¿Entonces cómo es?, soy periodista y me gustaría saberlo.
Pero Papotti cortó.
Fuentes que pidieron expresa reserva de su identidad agregaron que Papotti
trabaja en inspecciones relacionadas a la salud y que esa noche tuvo la mala
suerte de suplantar a un inspector de nocturnidad de boliches que se enfermó.
Papotti figura en el gobierno de la
Ciudad como ingresado con la nueva camada de inspectores. El
informe de esa noche de la tragedia fue enviado al jefe de Nocturnidad de la Dirección General
de Fiscalización y Control (Dgfyc), Daniel Barbuto.
Así, mientras algunos funcionarios de la Ciudad callan y cortan el teléfono, otros
engañan. Tanto, como las apariencias de los boliches que se publican en Salí
Seguro.
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